Uinapikua: el arte como resistencia

El 15 de abril de 2011, la comunidad purépecha de Cherán, región central del estado de Michoacán, México, decidió sublevarse ante la violencia del crimen organizado y la corrupción política, que arrasaba el bosque sin que las autoridades hicieran nada al respecto. La seguridad y el futuro de sus más de 18.000 habitantes! quedaron en manos de la colectividad ante la negligencia del Estado mexicano para generar condiciones de seguridad.

Desde 2011, en Cherán no entran políticos. Tienen prohibido el paso. Hasta el presidente de la República, que en 2020, cuando López Obrador anunció una visita a Cherán, de la que el Consejo Mayor no tenía solicitud, el pueblo determinó que no pasaría. Desde 2011, en Cherán no hay partidos políticos. Una generación de niños no conoce la propaganda. El movimiento –le llaman– ha impuesto sus reglas. Desde ese momento; el hacer, le llaman. Fuerza creadora: uinapikua.

Una parte de esa fuerza creadora esta en el Colectivo Cheraní (Ariel Pañeda, Huaroco Rosas, Betel Cucué, Alain Silva y Giovanni Fabián) en su obra uinapikua: que da nombre a la obra mural con que el colectivo despliega parte de su historia reciente, del orden recuperado, de sus luchas, de sus costumbres arraigadas a la tierra y al trabajo.

En purépecha no existe la palabra artista. Ese oficio no existe como en el español. No es un quehacer que apuntale, como otros, la estructura interna de la comunidad. No todavía.

A quienes ejercen el trabajo creador se les reconoce como uri. Tierra rica en artesanos los acoge como hacedores. Pero estos artistas no tienen aún un sitio definido en el hacer de la comunidad. Ellos son, apenas, “los que pintan”.