Irantzu Varela y su afilada katana contra el machismo
Irantzu Varela Urrestizala (Portugalete, 1974) es una periodista y militante feminista que promulga todo su saber violeta a través sus pequeños videos en el microespacio ‘El Tornillo’, caracterizado por la ironía y el sarcasmo de la vizkaína, quien para tratar las desigualdades de género, no duda incluso en sacar a pasear una katana al más puro estilo Kill Bill. Sobra decir que solo se trata de una metáfora, pues a Varela no le hacen falta armas para defender los valores del feminismo, se basta de su verborrea, su blasón más mordaz.
Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad del País Vasco, también cursó estudios de posgrado relacionados con el desarrollo y la cooperación internacional con perspectiva de género, cuyos conocimientos aprendidos pudo poner de relieve a través de su trabajo en el ámbito de las ONGs como responsable de comunicación, a lo largo de casi una década.
Interesada por el feminismo y la situación de las mujeres, inició un proceso autodidacta hasta llegar a ser, hoy en día, una reconocida feminista que ha impartido numerosos talleres de formación sobre género, igualdad, feminismos, violencia simbólica, crítica del amor romántico, liderazgo y comunicación.
Asimismo, Varela también conduce su propio consultorio feminista en Píkara Magazine, escribe para la revista Vice, realiza sus propios monólogos e incluso ha dirigido el documental ‘Él nunca me pegó’, que relata desde su propia experiencia y a través del testimonio de otras dos mujeres, los síntomas del maltrato psicológico, que comúnmente se camuflan bajo el velo del amor romántico y pasan más desapercibidos en la sociedad e incluso entre las propias víctimas, pues a diferencia de la física, este tipo de violencia no deja marcas palpables en el cuerpo, sino en la mente, y esas aunque a priori son más imperceptibles, muchas veces también son más difíciles de cicatrizar.
Este documental suele usarse en talleres de formación feminista que la propia Varela imparte, y cuyo objetivo es evidenciar que la violencia contra las mujeres no es sólo física, sino que ésta solo es la forma última que adopta todo un entramado de violencia simbólica y psicológica, que se constituye como elemento clave de la estructura de dominación hombre-mujer.