Teatro Trono. Bolivia

 

Teatro Trono nace en Bolivia en 1989 como resultado de una experiencia de trabajo con niños y niñas de la calle; al principio el grupo trabajaba en el marco de una institución del Gobierno, pero muy pronto ganó independencia y autonomía para continuar desarrollando actividades culturales para niños y jóvenes de la ciudad de El Alto.

Casi todos los miembros fundadores de Teatro Trono fueron antes niños de la calle.

En relativamente pocos años tuvieron éxito en consolidar COMPA y el Teatro Trono, proyectos en los que los niños y jóvenes han asumido las responsabilidades de gestión.

 

A través del tiempo el grupo ha consolidado una organización capaz de ofrecer a la población de El Alto una gama de actividades culturales: teatro, biblioteca, películas, muestras de arte. Cuatro grupos dramáticos están en actividad, uno de los cuales es un grupo de niños que se organizó en un centro de adopciones.

El Teatro Trono tiene un repertorio de 14 obras, todas ellas desarrolladas como creaciones colectivas. Piezas como Vida de perro, El meón, Así es la vida, La leyenda de la hoja de coca, De burros y flores, Hecho bolsa, han sido representadas no solamente para la audiencia de los barrios populares de El Alto, sino también en festivales y eventos culturales nacionales. En el ámbito nacional se hicieron más de 300 representaciones para aproximadamente 90.000 personas. Además, durante las giras internacionales por Europa y América del Norte Teatro Trono realizó 170 presentaciones para aproximadamente 25.000 personas.

Los temas desarrollados durante los primeros años tenían mucho que ver con la vida cotidiana de los niños de la calle y su relación con la comunidad y con las instituciones locales. Vida de perro mostraba descarnadamente la vida miserable de los niños de la calle; otra obra, El meón ridiculizaba a la burocracia de las instituciones del Gobierno que se ocupan de niños de la calle.

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El Alto es la ciudad más pobre de Bolivia. Apenas hace 20 años, era una extensión de la sede de Gobierno, La Paz, hasta que se convirtió en una enorme barriada para gente de muy bajos ingresos y obtuvo el estatuto de ciudad. Ha continuado creciendo hasta convertirse en la tercera ciudad del país, y su población podría alcanzar la de La Paz en pocos años.

La mayoría de los 700.000 habitantes de El Alto vive en la marginalidad, con muy pocos recursos; los servicios de salud y educación son precarios y el desarrollo cultural está lejos de constituir una prioridad.

Sobre todo, los niños de El Alto viven en una situación muy difícil. Debido al desempleo y a la migración, hay más de siete mil niños de la calle en las cuatro principales ciudades de Bolivia, entre ellas El Alto. Los centros de rehabilitación y los asilos del Gobierno son insuficientes. De los niños que ingresan en esas instituciones, aproximadamente el 25% es mantenido en custodia por robo, un 11% por vagabundeo, y 18% por mala conducta. Los niños y jóvenes de El Alto no tienen alternativas para distraerse, lo cual los hace presa fácil del alcoholismo, de las drogas y de la promiscuidad sexual.

Más que en ninguna otra ciudad de Bolivia, los niños y jóvenes de El Alto padecen de la falta de alternativas educativas y culturales. Un puñado de grupos y organizaciones no gubernamentales (ONG) luchan para crear esas alternativas y ofrecer a los adolescentes la posibilidad de involucrarse en actividades artísticas como la poesía, la escultura, la pintura, la música, la danza, la fotografía y la producción en video. COMPA y el Teatro Trono son un ejemplo importante de esas alternativas.