Sozapato, Sofía Zapata

Sofía Zapata, es Sozapato. Ilustradora ecuatoriana y también autora del Manifiesto sozapatista “Mujeres y Arte”.

El arte es un espacio-profesión compleja de entender y de vivir por todas las subjetividades que lo atraviesan. Históricamente ha sido la forma más intuitiva de registrar los acontecimientos y cuestionamientos de los pueblos, tomando un rol importantísimo en el pulso interno de las sociedades, pero al no generar un beneficio “tangible”, se ha instalado una tendencia (también histórica) de cuestionar la importancia “real” del arte, haciendo que hoy en día, sea quizá uno de los rubros (la cultura en general) más afectados en época de crisis. 

El arte, por ser un espacio de libertad que no teme ni menosprecia las emociones y que busca generar preguntas y diálogos reflexivos, es una profesión con mucha más tolerancia e inclusión que otras y sin embargo, aún existen abusos de poder que evitan que se pueda vivir la equidad de género de manera plena.

 

Sozapato es también la autora de la imagen que abre la publicación “Mujeres Defensoras contra el extractivismo minero en el Abya Yala”, que recientemente apareció en Cultopias.

 

Si, como a mí, les interesa el arte que genera preguntas y no el que “evangeliza” respuestas masticadas, estarán de acuerdo conmigo en la importancia de indagar en el origen de los conceptos y que, al hacerlo, nuestra propia esencia se cuestiona.

Recientemente ha sido galardonada entre las 500 mejores ilustradoras jóvenes del mundo y realizo trabajos para la campaña en defensa del Yasuní.

Feliz como mil lombrices!! Este “zapato” se coló en la recopilación China de los 500 mejores ilustradores jóvenes!!! Que súper honor estar por ahí metida y que salga Ecuador entre tanto talento chino, español, inglés y francés… Ni me lo creo!!! Que felicidad!!!

Sofía también es clonw y así lo demuestra en su obra  La Anacoreta,  donde cuenta la historia de una mujer que carga su pasado en sus maletas

Para ella, el clown, como sus ilustraciones, es una forma de reírse de uno mismo, de cuestionar la seriedad, y quizá también de aceptar, a través de la risa, eso que en otras condiciones tal vez sería demasiado doloroso.

«El arte me permite ser, cada día, como cada día quiero ser: libre.»