Handala, el icono de Palestina. Homenaje a Naji al-Ali
Handala es ese niño feo y pelón, desharrapado y descalzo, que asiste, dando la espalda al lector y con las manos cruzadas por detrás, a la tragedia de Palestina plasmada en las viñetas del dibujante Naji al Ali, asesinado de un tiro en la cara en Londres en 1987. De ese personaje que se convirtió en su firma; de ese dibujo que representa al niño refugiado que el propio Al Ali fue, el artista decía que, bajo sus harapos, tenía un corazón puro lleno de “esencias de almizcle y ámbar”.
Naji Salim Husain al Ali vio la luz en 1937 en una aldea a medio camino entre Nazaret y el Mar de Galilea. Su familia, como la inmensa mayoría de los palestinos de la época, vivía del pastoreo y de esa tierra que muy pronto tuvo que abandonar. Su éxodo lo marcó la fecha que los árabes conocen como la Nakba (catástrofe): la expulsión de sus tierras y el exilio de más de 700.000 palestinos, censados por Naciones Unidas, provocados por la proclamación del Estado de Israel y la primera Guerra árabo-israelí en 1948. La magnitud de esta catástrofe no se puede entender sin considerar que la población palestina ascendía entonces a sólo 1,2 millones de habitantes: más de la mitad de los palestinos quedaron ya entonces marcados por la diáspora. Al Shajarah (El árbol), la aldea de Al Ali, fue uno de los 480 pueblos palestinos que desaparecieron del mapa arrasados por el ejército israelí. Texto de La Marea